miércoles, 3 de agosto de 2016

Los chicles: ¿Invento o chapuza?

Chicles de sabores
El chicle, o goma de mascar,  es una goma masticable con sabor dulce fabricada actualmente con plástico neutro (acetato de polivinilo) o goma de xantano  que actualmente se creaba gracias a la savia del árbol tropical "chiclero". Siendo éste un blog que desvela los secretos más sucios y oscuros de la sociedad, seguro que más de uno piensa que lo que voy a contar es del estilo a: "Los chicles están hechos con orina de gusano de seda" o "Se ha descubierto que el recubrimiento crujiente de los chicles esta compuesto de huesos de pelícanos cazados de manera ilegal en el mar Caribe". Pues no, hasta ahora toda la información aportada es mundialmente conocida y contrastable mediante informes realizados por prestigiosos laboratorios. Tal vez alguna marca de chicles que se distribuya en regiones poco habitadas del amazonas surinamés  incluyan estas sustancias en su composición, pero yo no soy quien para meterme con las costumbres de otras culturas.

El problema que hoy tratamos con los chicles es más de carácter personal. Toca un poco el honor de las personas.
Indagando un poco en la historia del chicle, podemos encontrar datos que nos remontan a la época de los griegos, que masticaban resina de entina. Podemos leer información que nos da a entender que los mayas ya mascaban savia de chicozapote cuando los españoles llegaron al nuevo mundo. Oficialmente, el chicle fue patentado en 1869 por un tal William F. Semple y posteriormente distribuido a los soldados estadounidenses durante la segunda guerra mundial, quienes esparcieron su popularidad. Pues bien, todo esto es mentira. Datos inventados, personas que nunca existieron y motivos absurdos para ocultar una verdad que podría afectar a la popularidad de esta famosa golosina.

En 1932, un granjero de Tennessee llamado Gregory O'Connell aficionado a la química creó una sustancia gomosa capaz de aguantar una gran cantidad de masticaciones. El principal motivo que llevo a Gregory ha investigar en esta línea estaba causado por una gran desgracia mundial. Poseía una gran cantidad de ovejas, alrededor de 2000, pero debido a la gran crisis provocada por el crac del 29, los recursos eran muy limitados y no disponía de dinero suficiente para fertilizantes y abonos de calidad, por lo que sus pastos eran escasos. Durante los primeros meses del invierno, Gregory perdió a más de 150 ovejas y la producción de leche bajó más de un 300% debido a la mala alimentación. Por aquel entonces, se había hecho muy popular un estudio realizado por un biólogo francés llamado Jacques Poluvié que demostraba que los rumiantes que vivían en granjas comían, de media, un 75% más de la cantidad necesaria para mantenerse en unas condiciones óptimas de salud. El Dr. Poluvié aseguraba en su estudio que los rumiantes, acostumbrados a trasladarse durante días de pastos en  pastos, habían desarrollado un instinto de supervivencia que les hacía sobrealimentarse cuando estaban en zonas de pastos por si durante la época de trashumancia necesitaban utilizar la energía  extra acumulada. 

Éste estudio llego a manos de Gregory, que encontró en él una posible solución para su problema. Esparciendo por sus pastos aquella sustancia gomosa que había desarrollado, muy barata de producir,  provocaba que las ovejas se entretuvieran masticando y por lo tanto, evitaba que ingirieran tanta cantidad de hierba. Durante los siguientes dos años, Gregory recuperó el nivel de producción que tenía en el pasado y aumentó el número de ovejas hasta casi 3000. El invento había sido un éxito por lo que se dedicó a difundirlo entre las grandes granjas del estado.  A principio de los 40 todo iba de maravilla. Gregory había creado la empresa Conellis, que contaba con 5 grandes fábricas de goma de mascar a lo largo de todo el sur de Estados Unidos y repartía suministros a todo el continente Americano y los principales países Europeos.  

En 1942, el gobierno de los EEUU se hizo con el control de la empresa y empezó a crear fabricas por todo el país. Tan solo cinco meses después de la compra de Conellis por parte del gobierno de EEUU murieron más de 5000 ovejas en el estado de Tennessee. Las investigaciones llevadas a cabo por el FRV (Federal Researches in Veterinary) descubrieron que esa sustancia gomosa creada por Gregory no se disolvía en el estomago completamente y parte de ella se quedaba adherida a sus paredes. Con el paso de los años, a las ovejas que masticaban esta sustancia se les había obstruido casi por completo su sistema digestivo, provocándoles la muerte. El gobierno de EEUU había realizado una gran inversión para adquirir la empresa de goma de mascar por lo que revelar al mundo aquel fracaso sería un desastre para las arcas del país. Indemnizaron a todos los granjeros que habían comprado en algún momento el producto y les hicieron prometer guardar silencio a cambio de no ser mandados a la guerra. Cambiaron el nombre a la empresa Conellis y la llamaron

"Adams New York Gum", pusieron como fundador a un laureado científico llamado Thomas Adams fallecido en 1905 y la registraron a fecha de 1876. El siguiente paso fue repartir pequeñas dosis de goma de mascar a los soldados que combatían en la guerra para que así, masticando, pudieran liberar su ansiedad. Al contrario que con las ovejas, a los seres humanos se les podía advertir de que no se tragaran el chicle, y por lo tanto, el problema de las muertes estaba solucionado. Estudios realizados recientemente han demostrado sin embargo que las primeras versiones que se comercializaron para humanos también provocaron muertes debido a la composición química de la goma. Aun así, la estrategia del gobierno de dárselas a soldados facilitó que aquellas muertes pasaran inadvertidas y fueran consideradas simplemente como bajas de guerra.

¿Son seguros los chicles a día de hoy? La respuesta es SÍ. Hoy en día los chicles están creados con sustancias controladas aunque se sigue recomendando que no se ingieran.

¿Fueron creados para satisfacer al ser humano? La respuesta es NO. Los chicles como los conocemos a día de hoy son tan solo el resultado fallido de un intento de control de la alimentación de los rumiantes. Productos que provocaron la muerte de miles de cabezas de ganado fueron derivados al ser humano bajo el lema "Solo masticar. No tragar".

Esta es la verdad. Toméis la decisión que toméis, ahora ya sois un poquito más libres.

Seguiremos informando.


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